El sábado pasado se me ocurrió la genial idea de poner el árbol de navidad
en casa.
Y digo, se me ocurrió, porque lo hice con mi peque de dos años ¡¡Con eso lo
digo todo!!
A esas edades yo creo que tienen una pila
superpower en algún lugar de su mini-cuerpo, porque esa energía inacabable
y recargable por segundos, no es normal.
Y yo, toda inocente, saco el bolsón de adornos navideños, (bolas de colores
llenas de purpurinas, espumillón, figuras varias, ...). Y al minuto supe que el
árbol debería haberlo puesto en lo más alto de la estantería de comedor, y de
que estas Navidades iba a pasarme la mayor parte del día buscando figuritas
debajo del sofá, (ese submundo que hay en todas las casas con niños).
Pero, lo cierto es, que sólo con verle la cara de alucinado con cada adorno
nuevo que sacaba mereció la pena. Ahora cada vez que se va a dormir nos pasamos
15 minutos despidiéndonos de la estrella, el muñeco de nieve, el Papá Noel, y
toda la recua de ornamentos navideños.
La idea de hoy, además de contaros mi vida, que muchos pensaréis que ni os
va ni os viene, (y tenéis razón), es la de enseñaros lo que se puede llegar a
hacer a modo de árbol de Navidad.
Hay gente muy artista (y algún otro
friky) por el mundo. Juzgar.
Yo me quedo con el árbol típico de toda la vida, ¿Y vosotros?
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Árbol con tubos de cristal |
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Árbol de botellas de plástico |
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Árbol hecho de hueveras de cartón |
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Árbol con luces navideñas |
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Árbol de libros |
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Árbol de botellas de cristal |
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